miércoles, 31 de marzo de 2010

No hay tiempo


Devoramos la vida. En lugar de saborearla, de disfrutar de sus matices, la engullimos. No hay tiempo y el que hay vuela. Caminamos mirando al suelo por miedo a tropezar, en vez de mirar hacia arriba y a los lados simplemente por el placer de mirar, de ver lo que nos rodea. Nos gustaría pararnos pero tenemos prisa, no hay tiempo y tenemos que fichar. Arrancamos las hojas del calendario como si fuesen hojas de una simple libreta , sin reparar en la importancia implícita de hacerlo. Las hojas se acaban, pasan los días, los años y la vida y a penas nos damos cuenta.


Intuyo que tengo unos hilos que alguien mueve a su antojo. No quiero encerrarme 8 horas, 5 días a la semana. No quiero pero lo hago. Nadie me obliga a punta de pistola, la imposición es más sutil. Somos palabras de un gran dictado. Ejecutamos muestros actos al compás de un metrónomo, si no sigues el ritmo te señalan. Nos movemos casi por impulsos inconscientes. ¿Estamos donde estamos porque queremos o por la simple inercia de nuestros pasos? A veces lo parece. Es más fácil seguir andando que replantearse el camino. De todas formas no hay tiempo para preguntas, hay prisa y tenemos que fichar.

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