lunes, 17 de mayo de 2010

Te la vas a comer doblada

Desde que tengo blog todo lo que veo, leo o vivo lo interpreto como una provocación o una excusa perfecta para escribir en él. El otro día, por ejemplo, iba caminando distraídamente de vuelta a casa, pensando en cosas tan banales como la pereza que me da prepararme el tupper o el asco que me dan las palomas cuando leí un cartel que rezaba: " Te la vas a comer doblada".

Me impactó tanto que pensé en echarle una foto para aportar pruebas fehacientes sobre lo que iba a escribir, pero mi móvil es de la quinta de Carracuca y no tiene cámara integrada. De hecho no tiene de nada, lo único que puedo hacer con él es mandar y recibir llamadas y mensajes. Te lo juro, por inverosímil que te parezca es cierto. De todas formas, otro día te hablaré del Sr. Noky, que sin duda merece un post para él solito pero ahora volvamos a los que nos incumbe.

El producto que anunciaban era un bocadillo en forma de torta que por sus dimensiones resultaba mucho más cómoda comérsela según las indicaciones, es decir, doblada. Así pues, la frase no era más que un simple e inocente consejo. Pero mi mente, que es menos cándida que perversa, pensó immeditamente en esa segunda lectura mucho más vulgar e irreverente, que en efecto es de lo que se trataba.

Hay que ver cómo son estos publicistas, siempre provocando y jugando con el doble sentido. Pues si se trata de ser pícaros, confieso que al leer el slogan pensé que ya que " te las vas a comer doblada", y por seguir con el jueguecito, la guarnición debería llevar cebolla, por aquello de la rima.

jueves, 6 de mayo de 2010

Todo sobre mi madre

Me hubiese gustado publicar este post el 2 de mayo, primer domingo de mes, como homenaje a mi madre en su día, pero no pudo ser. De todas formas no importa, porque cualquier día es bueno para darle las gracias por todo lo que lleva haciendo por mí desde hace 26 años.

Mi madre es súper auténtica, empezando por su nombre, se llama Patro y le viene como anillo al dedo porque es una mujer todoterreno, lo mismo te hace un vestido de lana que te monta un armario o se va ella sola a Australia sin saber una palabra de inglés. Me encantan sus ojos, son preciosos, de un color azulado, un marino indefinido. Además de los ojos, su carácter también es marino: bravo, impredecible y transparente. Tiene el pelo grisáceo, siempre se ha negado a tapar sus canas. De pequeña quería que se tiñese como hacían el resto de madres, aún no sabía que ella no es como el resto, ella es La Patro, única e inimitable, debería tener denominación de origen. Cuando se casó con mi padre llegó a la iglesia en taxi, con eso te lo digo todo.

Mi caja de recuerdos está llena de buenos momentos que tanto ella como mi padre se han ecargado de ir llenando año tras año. Cuando iba al cole le pedía que me viniese a buscar a la salida con un bocata de nocilla en la mano pero no podía porque trabajaba. A cambio me abrió una cuenta en la panadería donde tenía barra libre de bollos y crusanes. No me pudo traer bocatas pero me ha enseñado a hacer bizcochos que es mucho mejor y desde que tengo uso de razón cada 6 de enero no me faltan mis reyes de chocolate que me hacen sentir como una niña. Y es que por muchas velas que vayamos soplando, para ella siempre seremos "las crías". ( a que sí Her?! ).

Me gusta su fotogenia y celebro no haberla heredado. Me encantaban esas bambas doradas que llevaba cuando aún no estaban de moda. Las lucía orgullosa sin importarle lo más mínimo lo que pensara la gente... hasta que la obligué a teñirlas de negro, no sé por qué me hizo caso. Me reconforta estar con ella porque tengo la certeza axiomática de que con ella todo irá bien. Me asombra que sea capaz de arreglar y encontrar cualquier cosa, por estropeada que parezca o escondida que esté. Esto es posible porque tiene un carnet de superpoderes que le dieron cuando nació mi hermana. Creo que lo tienen todas las madres del mundo y les permite hacer cosas supersónicas.

Dicen que hasta que no eres madre, no aprendes a ser hija. Yo aún no lo soy pero imagino que debe de ser porque entonces descubres una dimensión desconocida e incalculable del amor y te das cuenta hasta dónde puedes llegar a querer, te das cuenta de cuánto te quiere tu madre. Deberían inventar una palabra que recogiese la gratitud que siento por todo lo que ha hecho y sigue haciendo por mí, desde el primer día de embarazo, desde la primera contracción: aguantar a un bebé insoportable que lloraba incansablemente y aún así seguir queriéndolo. Lidiar con una adolescente rebelde e impertinente. Acoger a mi novio como si fuese un hijo. Ayudarme incondicionalmente. Después de todo esto, un simple gracias se queda corto. Hasta que la inventen sólo se me ocurre darle un millón de gracias, hasta quedarme muda. Gracias Trol, gracias por todo. Te quiero.