viernes, 18 de noviembre de 2011

La problemática paragüística

Vaya días de lluvia que estamos teniendo.Parece que el sol se ha cogido una excedencia.

Después de tanta precipitación consecutiva me he dado cuenta de algo. Los fabricantes de paraguas plegables los hacen mal a posta, para que tengamos que comprarnos uno cada vez que llueve.

Creo que deberían llamarse "de usar y tirar" porque cuando han de enfrentarse a un buen chaparrón  su esperanza de vida es igual a la de una mosca.

No estoy exagerando, sólo tenéis que mirar las papeleras en días lluviosos, abarrotadas de paraguas. Se rumorea que el Ayuntamiento quiere tomar medidas y añadir contenedores de reciclaje exclusivamente para elllos. 

Quizás os parezca un mal menor pero la cosa es más seria de lo que parece.

Si cuento todo el dinero que llevo gastado en paraguas a lo largo de mi vida, me llegaría para la entrada de una casa de ésas que salen en Quién vive ahí de las que tienen ascensor que conecta la sala de máquinas con el solarium.

Hay que tener en cuenta que a los que se rompen, hay que sumarles los que se pierden. Que en realidad no es que se pierdan, es que los olvidas en casa de alguien y en vez de devolvértelo se hacen los locos y se lo quedan. 

Como soy una mujer que actúa consecuentemente, después de desemascarar la conspiración de la industria paragüera, estoy pensando en comprarme un paraguas de los de verdad , de los que hacen honor a su nombre y realmente paran el agua.

Pero lo veo poco práctico.

No lo puedes guardar y tienes que ir acarreando con él, y eso para mí, que soy como un caracol con mi casa siempre a cuestas, me supone un problema.

Si además del bolso, la bolsa del tupper, la bolsa supletoria donde guardo lo esencial :el libro, un abanico por si hace calor, una pashmina por si hace frío, el cargador del móvil ( hay que ver que poco duran las baterías de los móviles modernos, sospecho que el mío hace cosas cuando no le veo, porque no es normal, el Sr. Noky  podía estar una semana sin comer y seguía vibrando como un toro. Perdón que me disperso... ), agua por si tengo sed, chocolate, barritas energétcias y frutos secos por si me quedo aislada en el trayecto de casa al trabajo o viceversa; si además de todo esto he de llevar un paraguas tamaño sable, tendría que comprarme una maletita con ruedas para usar a diario. Y quizás me la harían facturar para subir al metro. 

Después de sopesar todas los pros y los contras, me encuentro en un brete: utilidad versus comodidad. Aunque así  es la vida, una continua dicotomía : postre o café, Cola cao o Nesquick, braga o tanga, por delante o por detrás... Lo importante es saber escoger  en cada momento (sobre todo para esto último)
.
Por eso, mientras  decido qué llevar entre mis manos los días de lluvia, he encontrado la alternativa perfecta; me he comprado un chubasquero.

Los problemas suelen tener más soluciones de las en principio barajamos, sólo hay que abrir la mente y querer buscarlas.  

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