miércoles, 14 de septiembre de 2011

Pasa la vida


El domingo es mi cumpleaños ("¡Felicidades!", "¡Gracias!") . Aunque aún soy una lozana jovenzuela, siento que me hago mayor. Lo venía sospechando de hacía tiempo, pero el otro día lo corroboré. Me sorprendí comiendo un mix de higos secos y orejones. Y reconozco que me gustaron. Mucho.

Hay cosas que sólo haces cuando ya llevas un tiempo considerable en este mundo. Cuando era una ardiente adolescente comía "jumpers" y bebía coca-cola. Ahora como frutos secos y bebo té blanco para combatir los radicales libres. Algo está cambiando y supongo que ése algo soy yo. Sino no me explico cómo fui capaz de bajar la basura el otro día vestida como uno de los que salen en Callejeros. Yo, que antes me alisaba el pelo y me arreglaba para asomarme a la ventana, ahora puedo pasear mis harapos por el barrio sin inmutarme. Si a alguien no le gusta mi andrajosa indumentaria, que no mire.

Si sólo fuesen estos hechos aislados , no me hubiese preocupado, pero hay más indicios.Por ejemplo, mis gustos por el sexo opuesto.Muchos de los famosetes con los que no me importaría amanecer ( sirva de muestra Mario Casas ) son más jóvenes que yo. Hasta hace poco los chicos que eran más jóvenes que yo eran unos pipiolillos imberbes. En mi defensa diré que ahora estos chicos están muy bien criados. De repente han crecido. ¿De dónde sacan esas abdominales? ¿ las regalan con la matrícula de la ESO o qué?. Lo preocupante es que en mi lista de buenorros incluyo también a tíos cuarentones, ¡cuarentones! a los que hace a penas unos días llamaba "señores" y trataba de usted, osea que me gustan todos... ¡madre mía, qué horror! ¿acabaré como Marujita Díaz ? que le da igual uno de 8 que uno de 80, que lo mismo se lía con el Dinio que le enseña el "parrús" al Parada. Quizás en unos años me vea cortejando al hermano pequeño de Justin Bieber.( Nota al margen: que alguien mate a su peluquero por favor.Sigo con el post)

Esto podría generar conflictos porque cuando sales con gente mucho más joven que tú a veces tienes que hacer cosas que no te apetecen, como por ejemplo ir a la feria. A mí antes me encantaba, la consideraba el sumum de la diversión. Ahora la considero un acontecimiento suicida ambulante donde el peligro acecha en cada esquina. Supongo que también son cosas de la edad. He ido cogiendo consciencia y cada vez estoy más cerca de convertirme en un loca paranoica de la prevención. Para subirme en cualquier atracción, antes he de revisar que todos y cada uno de los tornillos estén debidamente enroscados, incluso me da miedo atragantarme con el algodón de azúcar. ¡Ay la feria, cuántos y qué gratos recuerdos! anda que no he pasado yo tardes golfeando con mis amigas en los autos de choque, intentando conquistar alguna de las jóvenes promesas que frecuentaba el lugar, vestida con mi mejores galas, que entonces eran mis pantalones brillantes y la sudadera del Piolín. Un conjunto hortera a más no poder y que además me quedaba como un tiro, pero con el que yo me veía monísima.

Es que la indumentaria es otro de los indicadores que refleja el paso del tiempo. Yo antes compraba en el Bershka y ahora soy más de Zara. Bueno, os seré sincera, esto lo digo por quedar bien porque realmente yo soy cliente VIP del mercadillo. Pero bueno, para el caso es lo mismo, antes compraba en los montones de ropa robada del Bershka y ahora en los de ropa robada del Zara. Con los años he ganado alguna arruguilla pero también un gusto más selecto.

En fin,a pesar de lo que pueda parecer, no me importa ir madurando . Ya nos advertía la canción: Pasa la vida... y eso es lo importante, que pase, que pase y no se estanque. Así que pensando en esto, yo seguiré comiendo felizmente higos y orejones mientras me bebo un té blanco, porque eso querrá decir que sigo estando vivita y coleando.



1 comentario:

  1. jaja muy bueno. Especialmente la elección de los montones del mercado. Muy significativa.
    Pues sí, la vida es un suspiro. La siguiente fase será disfrutar de las infusiones de malta y de la cerveza sin, supongo.

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