martes, 14 de diciembre de 2010

Cenas de empresa y amigo invisible


La cena de empresa es el acontecimiento del año ( para bien o para mal) de la mayoría de susodichas. En ellas se viven situaciones impensables que en otro contexto podrían ser motivo directo de despido.

Durante su desarrollo, podríamos hacer un análisis de la conducta de sus asistentes.

 Llegaríamos a la conclusión de que en la primera hora todos somos más o menos recatados , no es plan de que los colegas se formen un mal concepto de un@. A medida que las copas se van llenando ( y vaciando,obviamente) se va animando el ambiente.

El punto de inflexión lo marca el primero que deja aflorar el Pepe Reina que lleva dentro: Camarero, quéééé, Camarero, quéééé, una de mero, una de qué??, una de enero, dos de febrero....

A partir de entonces todo vale, se abre la veda.

Te pones a filosofar con el jefe sobre la vida,haciendo esfuerzos sobrehumanos por vocalizar todo lo posible, ardua tarea teniendo en cuenta que tu porcentaje de alcohol en sangre es bastante más elevado que el deseado.

Le robas la corbata al compañero y la usas a modo de diadema, que queda muy festivo. Siguiendo esta misma línea, te unes a la conga improvisada que han organizado , cogiéndole el michelín al sieso del gerente y sintiendo cómo te sopla la nuca el salido de mantenimiento. Pero no te importa,el espíritu de confraternidad se ha apoderado de ti.

Es muy importante que antes de alcanzar semejante estado etílico ,se intercambien los regalos del amigo invisible, más que nada porque teniendo en cuenta que se van a dar regalos de máximo 5€ de dudoso gusto , es necesario tener autocontrol para poder fingir y poner buena cara en caso de ser necesario.

Sinceramente, no sé por qué le llaman amigo invisible si desde el minuto cero todo el mundo sabe quién regala a quién.

En este sentido, podríamos clasificar a los jugadores en varias tipologías:
  • El honesto que se lo toma totalmente en serio y no te dice quién le ha tocado por más que le intentas sonsacar. 
  • El que te contesta inmediatamente, sin hacerse de rogar; - Tú: (con tono de estar infringiendo la ley) ¿Quién te ha tocado?vaaaa dímelo venga, porfa ; -Tu compi: (ipso facto)Ana, de marketing; -Tú (con tono de decepción): ¡¿¿Pero por qué me lo dices??!; -Tu compi: ( con tono de "esta tía es jilipollas") ¡Porque me lo has preguntado! ; -Tú: ( entre sollozos) ¡Pero era retórico! si me lo dices no tiene gracia ; -Tu compi: ( directamente te ignora, se levanta y hace mutis por el foro mientras va cuestionándose en voz alta tu cociente intelectual).
  • El que te lo cuenta todo sin que tú se lo preguntes; - ¿Quién te ha tocado?a mí Pedro de administración, le voy a dar los 5€ y que se compre él lo que quiera.

Por disparatado que suene, me parece buena idea porque comprar este tipo de regalos es toda una odisea.

Se me ocurre que podría ser muy práctico que el Carrefour inaugurase en estas fechas un pasillo especial para estos regalos.

 En él encontraríamos el típico tanga con elefante incorporado cuya trompa hace las veces de receptáculo genital, las pichitas a cuerda (también disponibles en formato tetas), el dado con posturas erótico-sexuales y cosas por el estilo.

Habría también un estante más conservador con el socorrido marco,la típica bufanda, los simpáticos peluches, los prácticos calcetines o el popular Oscar "al mejor...".Hay que tener en cuenta que también participan los jefes y no es plan de regalarle unas tetas autómatas a quien te paga la nómina.

Tampoco podrían faltar en el pasillo las regalos canallas con doble sentido: unas pinzas de depilar para el uniceji de la oficina, un kit de higiene personal para el guarrete, una caja de tila para la neurótica, un champú anticaspa para... bueno, me ahorraré esta obviedad.

Mientras el Carrefour estudia mi idea, otra opción es recurrir al chino de turno e ir cogiendo cosas al azar hasta alcanzar el presupuesto, sin pensar en los posibles gustos del sorprendido.Da igual, si total en estas ocasiones nadie se sincera, podrías regalarle un cepillo a un calvo que te daría las gracias y fingiría que le encanta aunque lo que realmente le encantaría fuese tirártelo a la cabeza y saltarte un ojo, ¡por graciosillo!

Volviendo a las cenas de empresa, lo que es muy divertido es observar el festejo que las sucede, sobre todo si eres ajena al evento.

 Cuanto mayor es la edad media de la plantilla, más jocosa la situación.Además, como la mayoría de cenas se celebran en las mismas fechas, te presentas un día en una discoteca y te sorprende un panorama bastante peculiar. El local repleto de corros compuestos por marujillas, con el bolso colgado de un brazo y con el otro sujetando el abrigo. Son las típicas que al acabar la cena, en pleno subidón dicen algo así como " Ahora no nos vamos a ir a casa, ¿no? hoy que está el Antonio con los niños ¡¡vamos a mover el esqueleto!!" ... Mover el esqueleto... en fin, hay frases que dicen tanto de una persona.

Lo curioso es que ese grupito bailongo, es el mismo que en un momento u otro de la noche suelta aquello de " Uyyyy ¿ no os parece que la música está muy alta?". Quizás es que se les han pasado las ganas de bailar al comprobar que no saben cómo hacerlo. Lo notas porque miran indecisas a su alrededor, intentando copiar los pasos de sus compañeras de guateque. Lo intentan pero no lo consiguen y acaban haciendo su propia coreografía alternando pasos de la Macarena y del Paquito Chocolatero que son los únicos bailes que dominan.

Luego están los típicos salidos de la plantilla, que aprovechan la coyuntura para arrimarse a alguna compañera despistada. Y lo hacen con bastante poco criterio, intentándolo con 8 de cada 10, cuanto más lo intenten más probabilidad hay de que cumplir su objetivo.

Este tipo de eventos son un caldo de cultivo de situaciones memorables. No entiendo que aún así haya gente que los aborrezca. Permitidme decir algo en este sentido.

No es por hacer apología al alcohol, ¡que el altísimo me libre!pero creo haber encontrado la raíz del problema.Es más complicado ponerte a hacer el chorra delante de la gente que te ve el jeto a diario si mantienes intactas todas tus cualidades mentales ¡y es tan gracioso ver a tu jefe emulando a Chiquito! que es una pena estar sobrio. Así pues: no hay cena de empresa aburrida sino cena de empresa con copas de menos.

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