jueves, 21 de octubre de 2010

La época del moco

La época del moco es la que comprende los meses en los que al vestirte por la mañana no sabes si ponerte la camiseta de manga corta o el jersey de manga larga. Ante la duda, decides ponerte la de media manga y la socorrida chaquetita-de-entretiempo. Desgraciadamente cuando sales a la calle maldices no haberte puesto el forro polar. Hasta que llegas al metro, donde la temperatura es similar a la del trópico y empiezas a sudar y a sudar. "Bueno, al menos no paso frío" piensas. ¡Ja! ¡alma cándida! aún tienes que hacer transbordo al autobús cuyo conductor, a juzgar por la temperatura del aire acondicionado, es un tipo muy caluroso. El sudor se te empieza a secar en el cuerpo y pasas del calor tropical al frío siberiano en cuestión de minutos.Llegas al trabajo en estado de hipotermia, pero por poco tiempo porque tus colegas te están esperando en la oficina en pareo y con maracas con una agradable temperatura de 35º, haciendo caso omiso a lo del consumo responsable. Y tus glándulas sudoríperas se ponen de nuevo en acción.

Y la historia se va repitiendo día tras día. A la alteración térmica artificial se unen los caprichos climatológicos propios de la época. Cuando decides abrigarte llega una masa de aire africano y los termómetros vuelven a subir, y tú por más que te esfuerzas, siempre acabas llevándole la contraria al tiempo y así es como tu pobre e indefensa nariz se dirige inevitablemente hacia un constante moqueo.

La época del moco es también época de contrastes, de variopintos panoramas.La diversidad la generan dos grupos diferenciados, pero igualmente desequilibrados. Por un lado están los que se resisten a aceptar que el verano ya pasó y siguen vistiéndose con estivales atuendos independientemente de la temperatura que haga y haciendo caso omiso a la erección de sus pezones. En el otro extremo se encuentran los que al mínimo descenso se visten temerosos por la llegada de una ola de frío polar. Y vas por la calle y lo mismo te cruzas con alguien en tirantes y chanclas o con abrigo y bufanda.


A mí personalmente esta situación me estresa bastante. Porque lo que tendría que ser una simple elección textil se convierte en toda una odisea. Tengo que pensar que aunque a primera hora el ambiente sea frío posiblemente a mediodía el calor será bochornoso y que por la noche volverá a refrescar... me dan ganas de quedarme en casa en pijama. Yo propongo algo para acabar con el problema. Votemos en referéndum una fecha fija para que pasemos del calor al frío de repente, sin transiciones, ¡a lo loco!. Creo que resultaría mucho más práctico y nos ahorraríamos muchos constipados.

El día de antes haríamos el cambio de ropa en nuestro armario y sabríamos qué ponernos por la mañana. Podríamos vestirnos como personas y no como cebollas,porque haría frío durante todo el día, desde la mañana hasta la noche, sin medias tintas.¡Erradiquemos el entretiempo y acabemos con su tiraníal! estoy harta de sus tonterías y sus caprichos. Mi nariz parece un campo de tomates y no gano para kleenex. ¡Sí al referéndum, corre la voz!




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