domingo, 25 de abril de 2010

Entre el jarrón y la estantería

Hasta que la volvimos a colgar en el salón dormía olvidada en un cajón . De vez en cuando lo abría y la miraba, sentía que me calmaba el alma. Me evocaba sentimientos distintos y contrarios, a veces melancolía porque añoraba lo pasado y otras tantas una falsa ilusión inventada que me hacía creer que si me concentraba en ella podría revivir aquel momento. Además de un instante, aquella vieja foto también había atrapado mi capacidad de ser feliz.

Pero con el tiempo se volvió borrosa. Veía cómo las figuras se desdibujaban, quizás por todas esas lágrimas que habían ido absorviendo. Un día al abrir el cajón noté que lo hacía de un modo distinto, con indiferencia y más por impulso que por voluntad propia. Al mirarla me di cuenta de que había cambiado. Ya no estabas. Pero me daba igual porque la nueva foto era mucho mejor. Al menos en ella volvía a sonreir.


La rescaté del cajón y le quité el polvo que la custodiaba. Decidimos colgarla entre el jarrón que nos regaló mi tía y nuestra nueva estantería donde él guardaría sus CD´s y yo mis libros, pero antes teníamos que dejar que secara la pintura.

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